Hoji Tsuchiya ha publicado una serie de cortometrajes de cine experimental animado, arte conceptual donde aborda los problemas comunes del humano moderno, la opresión del trabajo diario, el escape imaginario a las múltiples ocupaciones rutinarias del adulto. El amor es un elemento importante en el trabajo de Tsuchiya, podría ser entendido como la fuente que nutre al humano que intenta cortar el delgado hilo que le conecta a una ciudad que exige cada vez más el compromiso con el pragmatismo, el hacerse de bienes, la reducción del tiempo libre y el aliento a la más negativa pereza: ocupar el tiempo libre para dormir, para hacer nada. 

Los personajes de Hoji Tsuchiya son tremendamente humanos, demasiado realistas. A su vez, él podría ser uno de todos esos personajes que ha inventado; un hombre que sueña desde el anonimato y desde ese terrible y desesperante lugar, que es como la sala de estar en el teatro del holocausto, hace su trabajo a sabiendas de que pocos le conocerán, pocos hablarán de él, a pocos les interesará quién es, por qué es así, cómo vive y dónde sufre. Hoji Tsuchiya es un anónimo, no ha buscado la fama (y dudo que la encontrara aun buscándola), el aplauso o el conocimiento… y hace bien, en este mundo el aplauso está dirigido a los artistas mediocres. Quien en este tiempo busca la reivindicación del público está metido en un pozo negro y maloliente lleno de dagas. 

Tsuchiya ha publicado su trabajo básicamente en internet, casi nadie le conoce y casi nadie se importa por el estado de sus producciones que son, dicho sea de paso, amateurs. Producciones animadas que alientan a “decir lo más con lo menos”, muy iconoclastas y casi siempre fatalistas. 

Para esta nueva entrega en el sitio dirijo al canal de YouTube donde he cargado cuatro cortometrajes. Proporciono de forma directa uno de ellos a continuación, y en el playlist está el resto. 

EXPENTANCY: Experimental Film & Experimental Music