Insanity



1.4.16



El Punk estaba hecho por perdedores y reivindicaba ese papel de derrota social en la vida moderna, ser un perdedor era un título honorífico para el punk de la vieja escuela. Los perdedores no sólo son mártires en la historia, sino que en ellos están las figuras de aquellas personas fieles a sus principios, están los sediciosos, los revolucionarios, los contraculturales. Desde Sócrates hasta hoy las figuras míticas han sido los que en su momento se creyeron derrotados.

La opinión de Bill Grundy, célebre en el rock por haber compartido majaderías con Sex Pistols en un programa de entrevistas que dirigía en los setentas, puede resumirse en lo siguiente: no existen razones válidas para que el punk exista dado que la generación de los setentas vivía mejor que las generaciones que le precedieron, en especial la de principio de siglo que sufrió el Crac del 29 y las guerras mundiales.



La opinión de Grundy es interesante para quién se importa por conocer las fuentes que nutren al punk, especialmente el setentero, dado que el actual posee otras intenciones y es distinto al hecho hace cuarenta años. El actual muchas veces no va más allá de subirse al escenario, hacer música que se autodefine como punk, se dice anarquista y mantiene la facha. Partiendo de eso que hoy persiste, Grundy tenía razón. 

Si al punk se le desprende de sus raíces culturales, y con ello de su desarrollo en la historia, no tiene razón de ser más allá de una moda hecha por un conjunto de Rebeldes Sin Causa; pero, siendo más estricto al no aislar los principios como consignas sino entender que se intentó concatenar un movimiento artístico, se abre la panorámica a otras aristas donde se toma en cuenta los lugares en los que nació y su momento histórico, así como los objetos, eventos y situaciones que originalmente tomaron casi como totems -objetos de culto-, entre los que juegan un papel el uso de drogas y su significación, la autodestrucción, lo sórdido, el situacionismo, el antimaterialismo, la antifama, el rechazo social como motivo de orgullo, lo apolítico, la vagancia, el No Future, el nihilismo, lo Pulp, etc., el punk, especialmente el británico era la acción cínica hacia una vida injusta, y se presenta como uno de las expresiones artísticas más enriquecidas que había tenido un papel en la música del siglo XX. 

En mi opinión únicamente los bluseros habían generado una mística tan compleja antes del punk y, aspecto a resaltar, el punk se manifiesta como un antitodo que dirigió sus flechas contra el pasado y el porvenir, pero dentro de sus pocas figuras de respeto se encontró el blues y el jazz; en cambio, fue severo con los Hippies, los Beatles, los Stones, el rock progresivo y lo que eso representaba. Para los punk ese pasado estaba impregnado por formas de eludir la realidad, en esos tiempos el rock había sido un instrumento de manipulación masiva de la juventud, en esos tiempos la juventud abandonó las causas de liberación en búsqueda de una quimera, se abandonó el sentido práctico y se dejó de pensar en lo concreto para pensar en una mística casi religiosa inspirada en los alucinógenos creyendo que la liberación era un fenómeno mental, abstracto (así lo creían los hippies) y no un fenómeno tangible y concreto. En términos literarios, el hippie promedio disfrutaría de cosas como Viaje a Ixtlán de Carlos Castaneda que es una posición ritual y mágica del uso de drogas; en cambio, el punk se identificará con el Junkie de William Burroughs que es una literatura fría, una narración realista de lo que es un drogadicto urbano.  

En el punk setentero la razón artística tenía peso, incluso podría ser un poco intelectual; los punk no eran versados académicos, incluso muchos de ellos creían más en la oportunidad de divertirse que en el papel que en el medio intelectual podrían jugar; pero hubo otros que sí lo entendían como algo más complejo, como una cultura (subcultura), y fueron esos “otros” los que intentaron impregnar el punk de un sentido ideológico, de pensamiento, construir una lógica y una narrativa en torno a él donde el rock (la música) era sólo una forma de ejercer, pero también los había otras formas de serlo, los había poetas, novelistas, actores, dibujantes, diseñadores, ideólogos, etc. 

A lo señalado el conservadurismo no prestó atención, el conservadurismo se centró en definir el género solamente como música acompañada de una forma estrafalaria de vestir y no aceptó que se tratara de una propuesta informal de filosofía de vida que inició entre los jóvenes urbanos de los países más desarrollados y que el estilo presentaba implicaciones en diversos campos. Incluso hasta la fecha por lo general se continúa entendiendo este estilo sólo como género musical, y ahora que ya han pasado sus mejores tiempos no hay razones para creer que el punk de hoy será reivindicado a las intenciones que tuvo en sus inicios, hoy no se hace cine de ese corte, ni diseño, ni literatura, logró imponerse la lógica de la música, incluso de una música que no es abierta a otros estilos sino cerrada, dogmática y testaruda, música predecible y poco innovadora.  Por ello, lo que dijo Bill Grundy desde su posición de crítico conservador tiene sentido y fue la que terminó por imponerse. 

Los que se consideran importantes figuras del punk por el oficialismo y las masas de aficionados ignorantes (Green Day, Blink 182, etc.) adoptaron la forma en que Grundy y gente como él entendía las cosas. Pero hubo otros que entendían esto sin tanta superficialidad, lo entendían de forma más rigurosa y fue la generación a la que pertenecía Stiv Bators, John Lydon, Penny Rimbaud, Siouxsie Sioux, Joe Strummer, los Heartbreakers y Johnny Thunders. 

La generación que vivió los orígenes del punk vivió una época donde se estaban derribando estructuras fundadas en los años cincuenta y se construían otras, donde las ideologías de corte político tenían un peso importante, en aquellos días los jóvenes con educación académica se definían como marxistas, maoístas o leninistas, se tenía fe en lo que la política podía contribuir al mejoramiento sociedad, además esa generación nació justo en la fase más cruda de la Guerra de Vietnam, y si bien no se desarrollaron con los bombardeos en sus territorios sí vieron por los medios de comunicación cómo actuaba el soldado norteamericano, ese soldado que se había presentado en el mundo occidental como un héroe en las Guerras Mundiales era en realidad un asesino, un violador, un drogadicto y un peón de políticos corruptos. 

Gente como Jim Morrison estaba en su adolescencia en los tiempos de Vietnam, dado lo cual tenía más herramientas de vida para entender aquello, ¿pero un niño nacido a finales de los 50s, que es cuando nacieron los que más tarde se definirían como punk? Un niño tiene por definición menos instrumentos para asumir las problemáticas sociales en comparación con un adolecente, y ese tipo de experiencias tempranas marcan la vida de las personas. Además de ello, estaba el factor de una guerra fría entre Estados Unidos y la URSS, en los sesentas por primera vez en la historia el mundo concientizó lo que se llamó la Destrucción Mutua Asegurada, término que refería a la respuesta automática a un bombardeo nuclear que garantizaría la destrucción del enemigo, incluso en las librerías y puestos de periódicos se vendían manuales para saber cómo actuar en caso de bombardeo nuclear, se hicieron películas, documentales, series y libros al respecto. Cabe señalar que con Vietnam entró el uso masivo de drogas a lo que se decía -y se sigue diciendo- es la democracia más desarrollada del mundo, los Estados Unidos; incluso no sólo entró a las calles sino también a las universidades, así como el LSD y un sinfín de sustancias sintéticas que ahora se sabe eran facilitadas por esferas del gobierno, militares, policías y centros de inteligencia. No sólo se experimentó con drogas en los laboratorios, sino también se usó para el control social, la sociología hizo bastantes investigaciones al respecto.  

Así que, no era precisamente sencilla la vida para un niño nacido a finales de los cincuentas y principios de los sesentas; cabe señalar que en los Estados Unidos algunos de estos niños perdieron a sus hermanos y padres en Vietnam, o tenían el dudoso orgullo de decir que en su familia había un veterano de guerra, incluso los mismos países renegaban de dotar de honores a sus combatientes, algunos de ellos se convirtieron en pordioseros y vagabundos traumatizados por lo que vieron en el frente, algunos se convirtieron en drogadictos desde Vietnam. El cine trató ello, por ejemplo, quitando ese culto que hoy se hace a Sylvester Stallone se tiene que uno de sus personajes estaba loco; Rambo no era otra cosa que un excombatiente de Vietnam psicológicamente afectado, atrapado en su pasado y sin futuro, un joven que perdió su adolescencia en la guerra y no sabía hacer otra cosa más que guerrear bajo la consigna de luchar por una patria la cual nunca le reconoció como un héroe de guerra, que en cambio sólo le ofrecía el rechazo social, la penumbra y los sueños rotos durante los mejores años de su vida que ya habían pasado. Otro caso es Taxi Driver, en ese film también se tiene como protagonista a un veterano de la guerra de Vietnam que una vez que regresó a su país se convierte en una figura obscura que se pierde en la ciudad, un ser rechazado a pesar de ser esencialmente noble y querer rehacer su vida, humillado al querer ser un ciudadano normal con una pareja normal, un trabajo normal y una vida feliz. Y este hombre, una vez dándose cuenta que le queda poco tiempo de vida (sufría cáncer como tantos otros combatientes que se expusieron al agente naranja tan usado en Vietnam), decide tres cosas: salvar a una prostituta, matar a un político, suicidarse.          

A esa realidad en que se desarrollaron durante los sesentas aquellos niños se suma la consabida situación en que azotó en la segunda mitad de los setentas, la Crisis del Petróleo que tenía como fuente algo más grave, la crisis del modelo de desarrollo que se habían planteado en los tiempos de posguerra. 

Las formas en las que esto se traduce dejó una huella profunda en los que para 1976 ya eran adolescentes, una generación que se desarrolló en un ambiente bélico, que creció en medio de un fuego cruzado de luchas ideológicas, y que cuando estos jóvenes se encontraban en el momento de hacerse una vida por sí mismos las puertas estaban cerradas. Cuando se escuchan las declaraciones de la generación del 76 el denominador común era la imposibilidad para encontrar un lugar en el mundo. 

Algún reaccionario puede sostener que Steve Jobs también formaba parte de esa generación y que fue entonces cuando comenzó su carrera como emprendedor hasta convertirse en multimillonario, lo cual sería el ejemplo de que ser un perdedor no está determinado por el tiempo en el que se viva. Eso es cierto, pero Steve Jobs no era un joven pobre que viviera en los suburbios o en edificios departamentales, sino un joven de clase media con acceso a créditos bancarios, un estudiante universitario que se encontraba en el círculo del Silicon Valley que recibió importantes inversiones económicas en una correlación entre la iniciativa privada y las universidades con el objetivo común de convertir la zona en un centro de vanguardia para el emergente sector informático. Steve Jobs también fue producto de sus circunstancias, así como lo fueron los desafortunados que nacieron y vivieron en el Bronx o en las zonas de hacinamiento de Londres.

Así que hay genialidad en cierto número de personas, Steve Jobs fue una de esas personas de genio, pero éste, el genio, la creatividad, la inteligencia, se expresa en función de las circunstancias y bajo los términos del punk una figura de gran genialidad fue Johnny Thunders.

Nacido en NY en 1952 en una familia conflictiva y profundamente desestructurada, Johnny fue de esos jóvenes que crecieron creyendo que en el rock había oportunidades para desenvolverse en la vida y para poder desenvolverse en el mundo a pesar de las vicisitudes que acompañan esa actividad, ser músico de rock, además, él no estuvo influido por la coraza acartonada que a una persona suele otorgar una educación académica superior, sino que su educación era más bien baja, un mal estudiante que se mostraba competente para el deporte pero que no podía abrirse paso a él dado que su padre lo había abandonado desde la niñez y tener un padre era el requisito para ser un deportista. Johnny era el común niño desastre del colegio, un inadaptado desde la infancia como lo fue la mayoría de los que más tarde probarían suerte en el punk (cabe citar otro caso, la biografía de John Lydon da múltiples ejemplos de los maltratos que sufría en el colegio dado su aspecto frágil). 

La primera banda que formó Johnny Thunders fue antes de cumplir la mayoría de edad, pero en la que ganó nombre fue en los New York Dolls, el grupo más escandaloso de la región en su momento, los drogadictos, los transvestistas, los pésimos músicos, los que eran vistos más como artistas del caos que como aspirantes a músicos. Después vivieron los Heartbreakers, una de las bandas pioneras del punk rock en los Estados Unidos y, por último, llegó su actividad como solista, un trabajo que opacó todo lo que antes había realizado dado que en su trabajo solista se nota ya una madurez como compositor que antes sólo se dejaba ver en breves destellos. A su vez, como solista se concluyó que Johnny Thunders no estaba jugando ni buscando fama, sino que estaba dispuesto a morir bajo la narrativa nihilista pisoteado por aquellas formas en las que aplasta la impasible urbe a los renegados, y así ocurrió.

Con Thunders se tiene una de las figuras más densas y entregadas al arte de los salvajes setentas. Él concentró en su música y su forma de vida la incredulidad al mundo, las mismas formas de incredulidad a las que hacía referencia el punk, fue un hombre que se entendía a sí mismo no como un músico puro sino como un trotamundos en búsqueda de la libertad destinado a la derrota, ser un perdedor y no sólo aceptar ello sino construir ese tipo de vida de guerrero destinado a ser vencido por un mundo que enloquece a todos, un hombre que tiene como flechas sus palabras, como escudo sus drogas, como razones sus sentimientos, y como perspectivas no llegar a viejo. Para Johnny Thunders convertirse en un adulto era casi una humillación. Él escapó de la fama, quiso mantenerse ligado al sudor de la calle a pesar de habérsele presentado oportunidades para el salto comercial dado que era de los pocos punk que tenían un talento exquisito tanto en la composición instrumental como en las letras, era un excelente letrista y tenía las cartas para ser una de esas leyendas de la guitarra, a él se le debe esa suciedad y simpleza que hasta hoy se sigue reproduciendo, una suciedad que hoy todos dicen que es fácil hacer pero que antes de Thunders nadie hacía, ya sea por temor al rechazo o por temor a ser recordado como un mal guitarrista, un guitarrista no virtuoso. 

Al atender lo que se hizo en los Heartbreakers es sencillo darse cuenta por qué no son conocidos casi por nadie que no esté familiarizado con el punk; los Heartbreakers eran radicales, sus composiciones no sólo estaban inspiradas en el uso de drogas, sino que eran cultos a la drogadicción y las formas en que el ser humano decae. Bajo la batuta de Thunders ellos presentaban al drogadicto como un héroe urbano donde la heroína era la droga de preferencia en sus personajes, en el grupo esa droga se usaba asiduamente, incluso el conocido track que coverearon Ramones “Chinese Rocks” (originalmente tocado por Heartbreakers) era un himno a los yonquis, el Chinese Rock es el nombre que se le daba a la heroína en las calles de NY allá por 1977. En lo que respecta a la figura del perdedor, se tiene “Born To Lose” (nacido para perder), ahí se trata de una sátira autodirigida que en el punk se entendía como una forma de reírse de la desgracia personal. En “Pirate Love” se trata de un joven que sale en búsqueda de una prostituta, se toca el aspecto religioso, el conservadurismo y, claro está, el aburrimiento que era entendido por el punk como un estado de ánimo que impulsaba al desorden.

Heartbreakers (el nombre hace referencia a personas emocionalmente inestables, pero extremadamente atractivas) sólo grabaron un disco que se tituló Like A Mother Fucker (algo semejante a “Para Un Hijo de Puta”) y que por presiones para ser publicado por alguien se tuvo que lanzar como L.A.M.F., después de este disco Thunders continuó con una brillante carrera solista que le catapultó en el subterráneo como un músico maldito, pero eso ya forma parte de otra historia.

EXPENTANCY: Punk, Proto Punk
FELLOW: New York Dolls, Sex Pistols, T Rex




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