Tuvieron la fortuna de haber nacido en la última época de oro del Rock, de pisar las salas de concierto de las que ahora sólo quedan los mitos, de importarles tan poco su vida hasta  jugarse el todo por el todo y ganar la partida velozmente.  Si no hubiera sido por el Rock, su vida estuviera escrita como despachadores de una gasolinera, de algún centro comercial, o alguno de tantos jóvenes muertos por la droga de moda en su tiempo, la heroína, si no hubiera sido por el Rock sus nombres estarían en el anonimato por la razón de que eran unos buenos para nada, estudiantes fracasados, odiaban trabajar y amaban aspirar tolueno escuchando a The Stooges… quizás esto último fue lo que les salvo la existencia, el amor ciego hacia el arte de callejón, drogas y putas del que hablaba Iggy Pop; el Rock que no cree en Dios, en la civilización, en las buenas costumbres: El Punk.  

Para 1987, esos treintañeros estaban en el vértice de su carrera; perseguidos por los fans, atiborrados de preguntas estúpidas que incitan la idolatría, consumiendo cocaína de alta calidad, cogiendo con groupies que asisten a los conciertos a diario, The Ramones eran Rock Stars. En esta cúspide publican uno de sus mejores discos, Halfway To Sanity. 

Casi todos los The Ramones están muertos, el cáncer y sus excesos acabó prematuramente con ellos. Su vida nunca guardo grandes promesas de felicidad y estabilidad, pero superaron el límite que la mayoría de los humanos no logra superar; trascendieron su propia vida a pesar de ella misma. 

EXPENTANCY: Punk Old School

FELLOW: Sex Pistols/The Clash/Dead Boys

HALFWAY TO SANITY