Hemos aprendido a existir en un mundo que sobrevive conectado a canales de respiración artificial, hemos aprendido a vivir con el temor de la energía nuclear donde la primitiva naturaleza humana se disfraza con las maravillas de la técnica, y hemos hecho de la enemistad y la guerra nuestro día a día. Siempre estamos con el recuerdo cercano de actividades conflictivas y somos profetas de futuras trabas que se presentarán en nuestra vida para impedir nuestro desarrollo, nuestro desenvolvimiento y nuestra emersión de derechos. Trabajo, comida, amores, desarrollo, aspectos que deberían de encontrarse plenamente asegurados al ser tan básicos para una especie que se juzga inteligente en un mundo que se juzga moderno, son componentes rebosantes de inseguridad, son componentes a los cuales no todos tienen acceso. En especial cuando se es pobre. 

Somos una especie que ha fracasado en el aseguramiento de sus medios básicos de subsistencia, más de dos mil años no han bastado para erradicar la concentración de riqueza en pocas manos, para evitar la inútil guerra, para evitar que los hombres se arrastren en un paraíso de pastizales ensangrentados. Si ello no es fracaso ¿cómo le llamaran entonces? 

Hay humanos que silencian su tristeza y sus preocupaciones, hay humanos para los cuales su concientización sería demasiado aplastante para mantener la cordura en sus capacidades psicológicas, hay humanos que no toleran más problemas que aquellos más próximos a su círculo de interacciones cotidianas. Los humanos, en lo general, son seres débiles y cobardes en constante disolución de sus conflictos en paradisiacas noches de alcohol, droga, sexo y charlas flacas.

Después de miles de años la mano de hierro con guante de terciopelo sigue en el mismo sitio. 

Ha comenzado la era de la mercadotecnia política del ridículo; planas enteras de periódicos, gacetillas y videos promocionales en redes sociales exponiendo a delincuentes de cuello blanco como hombres respetables contenidos en trajes italianos y corbatas de seda, hombres con una gran sonrisa invitando a confiar en ellos tu futuro, tus necesidades, todo tu desarrollo y educación. Vivimos en la era del insulto, del engaño de masas, del alzamiento de enormes Estados -potencias mundiales- envueltos en una historia de criminalidad con jergas de democracia, paz y estabilidad. 

Vivimos en un mundo muy similar al descrito por Orwell donde el despliegue de medios de espionaje masivo se realiza desde la principal potencia económica y militar que ha existido en toda la historia de la humanidad. 

No hay parangón para nuestros tiempos, deberíamos de estar preocupados por la fuerza que se le ha entregado a las multinacionales para el dominio de territorios. Antes, hace 100 años, se conquistaban países por medio de las armas, ahora se conquistan por medio del mercado y el discurso; el mercado se encuentra por encima de los seres humanos, los aplasta, los subyuga y ridiculiza a todo aquel que ose poner en juicio su poder.  

Maldito tiempo nos tocó vivir, el tiempo que da muestra de la razón que tuvieron los situacioncitas. De la razón que tuvieron los artistas que inspirados en Orwell, Huxley, Bradbury, Crichton, hicieron líricas de la antiutopía. Pues es ésta la que vivimos en este difícil tiempo donde los humanos tienen un corazón esmaltado en hierro e ideas impuestas por el poder central. Pasamos de la posibilidad de la dictadura del proletariado a la dictadura de un grupo de demagogos y tecnócratas regocijados en la ignorancia y la mezquindad, personas a las que se les tendrá que cortar la cabeza si se quiere una vida mejor. 

…pagaremos el precio de la marcha humana. 

EXPENTANCY: Post Punk, New Wave, Synth 

FELLOW: Adam Ant, Sex Pistols, Magazine, Blondie

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LIVE IN 1981, SEATTLE