Cuando los Sex Pistols, The Clash y Dead Kennedys hablaban de represión lo hacían con la ignorancia propia del Primer Mundo; la represión británica y estadounidense era psicológica; en Latinoamérica, era psicológica, económica, política y física. Latinoamérica vivió sistemas que los sajones sólo conocieron por los libros de historia; en México, el gobierno lanzaba desplegados oficiales donde amenazaba con utilizar la fuerza pública hasta sus últimas consecuencias (Luis Echeverría y Díaz Ordaz lo hicieron bastantes ocasiones), tenían un control completo de la prensa, la radio y la televisión; México era un estado de sitio con una guerra latente entre el gobierno y los pequeños focos de actividad antigubernamental. Hasta la fecha el ejercicio político no han cambiado su sustancia.  

Miguel Nazar Haro,  uno de los últimos símbolos de la represión sistemática que sufrió México en los años de la denominada Dictadura Perfecta, ha muerto.  La Dirección Federal de Seguridad, una división del Sistema Político Mexicano encargada de hacer valer el orden de un Estado compuesto por violaciones y transgresiones, fue la cuna del que fuera el director, por 30 años, de la secretaria citada, el hombre que sostuvo un principio que ejemplifica la Razón de Estado: “Cuando está de por medio la seguridad del Estado, no hay constituciones ni leyes que valgan una chingada”.  Así se mantuvo a flote el Sistema Político Mexicano, un sistema centralista, agresor, sin libertades y tan fuerte y maduro que logró asesinar a cientos de personas (estudiantes, niños, maestros, etc.) en una plaza pública ante el ojo del país  -la Plaza de las Tres Culturas, Tlatelolco-, sin que nada extraordinario pasara.

La gente siguió dando su voto en un pedazo de papel, y millones lo siguen haciendo.  

El Punk en México no se encontró en la prensa, en la televisión o en los conciertos organizados por las disqueras del país. El Punk mexicano nació para mantenerse a la sombra, era la música de los barrios marginados, los conciertos eran en vecindades o polvorines;  sabían cómo se reprimía en México, cómo se asesinaba a las personalidades que tuvieron el valor de alzarse contra el gobierno  y movilizar a la población (los priístas asesinaron al subversivo líder del movimiento campesino iniciado en Michoacán en la década de los sesenta,  Rubén Jaramillo, secuestrado y acribillado con más de 100 balas distribuidas en todo su cuerpo, su mujer, con 6 meses de embarazo, fue violada y ultrajada, sus hijos fueron ahorcados). A esto, se le tiene que sumar los actos de barbarie tan comunes que los grupos policiacos  dirigían hacia el pueblo  a pie; por decreto presidencial, el Rock estaba prohibido y todo aquel que trajera el pelo largo y pantalones entubados era llevado a la cárcel e imputado de crímenes fabricados. Esa era la represión que se vivía en el país, y bajo ella se justifica el que crecieran comunidades juveniles en extremo marginadas y vandálicas, bandas de más de 500 integrantes con tintes paramilitares; así nació la leyenda de Los Panchitos Punk, el miedo hacia Los Gallos (todos eran Punks encrestados de la colonia El Molinito), y el respeto hacia  los Arraz (distribuidos en todo Naucalpan), estos últimos caracterizados por sus asesinatos.

De ahí el sonido de las bandas Punk de los 80s en México, de ahí su forma irrespetuosa hacia la autoridad y su interés por mantenerse en lo subterráneo. Ellos no eran fotografiados para ser portada de alguna revista, de ellos no se habló en la prensa, ellos no aparecían en la televisión. Eran el principio de la sedición social. 

Ellos dijeron: Nosotros somos el futuro. Pero los años han pasado en balde.  

EXPENTANCY: Punk Old School/Hardcore/Anarko Punk

FELLOW: Casualties/Autarkía/Atoxxico

SEDICIÓN & UN CAMBIO EMPIEZA

"Somos felices viviendo en el pecado"